Sus labios se unen en aura
mientras la luna los besa;
camposanto, escenario elegido,
en que el amor y la muerte desean.
Un cuervo grazna: fiel melodía;
sus vestidos, al punto, serpentean;
comparten la sangre de sus colmillos
y su latido es cierto aunque nadie lo vea.
Las estrellas de brillo se envidian,
la luz en sus cuerpos se crea,
serán humanos con el hechizo
que a ellos concede una madre nueva.
Mas el tiempo huye y el alma se acaba;
el alba amanece, la noche escasea;
el Sol penetra raudo en su aliento
la magia se quiebra y polvo ellos sean.
No hay comentarios:
Publicar un comentario