Inseguro el muslo es,
que enseñas, pudorosa,
mujer de la timidez temprana
¿llegó tu hora de crecer?
Ruborizada es la tez,
que antes blanca,
de la niña que no sabe
si ya quiere ser mujer.
Mas los tuyos son
los ojos de la miel
y anhelarlos debo,
¡que soy hombre!
Y quiero y quiero tu placer.
Ven, niña, te enseñaré.
Solo sé hoy mía,
que yo te sabré querer.
Seré profesor y testigo viejo
de que te haces, al fin,
mujer.
3 comentarios:
Las dos primeras estrofas me resultan hermosas, verdaderamente hermosas. Se refleja en ellas esa magia tan especial que solo las mujeres poseéis cuando empezáis a perder la inocencia.
Las dos estrofas siguientes, aunque de vocablos bellos, me resultan muy inquietantes por el tono "tan real" que toman.
Un gran poema, Pía; reivindicativo, lindo y letal.
Ha merecido la pena la espera.
Muy bonito, me ha gustado mucho.
(Jesús Porteiro)
Muy bonito, me ha gustado mucho.
(Jesús Porteiro)
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