Bajando al infierno me colgué de su boca
para mecerme en el eco de sus palabras,
yo ninfa que sin poeta ansiosa busca
y sola padezco en estas brasas.
¿Dime Margarita dónde está tu Dante,
y tú Laura donde yace tu Petrarca?
¡Ay Safo que me pierdo cual Afrodita sin barca
y no hallo ni sagrado templo ni amante!
A las Filis que cantaron los pastores,
A Helena que raptó Paris me encomiendo
y me conduzcan al cielo de los amores.
¡Acudid hados perdidos de mí!
¡Marchaos tormentos de mis infiernos!
Traed los dioses alados con poemas para mi alma.
Rosa Nazarí
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