Soler olvidar lo esencial
y luego estar de regreso.
Ella no quiere desear,
ella quiere amar.
Sus sueños pronto gritan:
¡Observa,niña de azúcar,
el beso más conmovedor!
Entran a escena los susurros,
susurros que ella había dibujado.
Ambos, ella, el otro,
perdidos en el paisaje confuso
en el que hasta el polvo
es de un tono escarlata.
Así, con sus senos desnudos,
se funde en el pecho del otro.
Ardor. Amor. El instante.
Y, repentinamente...
olvidar lo esencial.